Las Hondas Grietas y otros poemas de Jaime La Torre

Las hondas grietas
A veces me elevo como halcón de fuego
Hacia el alto cielo buscando una presa
A veces me arrastro como una serpiente
En el pantano ardiente de las decepciones
Como un cruel gusano que en cada desvelo
Abre amargos surcos sobre mis espaldas.
Como el hipo negro que mata de espanto
Yo salgo en las noches cargando mis penas
A buscar consuelo en mi propio infierno
Talvez tu no sepas lo que llevo dentro
Que me parte el alma una espada humeante
Es la cruz sin clavos de cuando te fuiste.
Esa cruz sin clavos que esclaviza tanto
Más que si tuviera los clavos de cristo
O la tumba en piedra que sellaste al irte
No quiero que vuelvas, solo busco olvido
En la sangre seca de diez mil heridas
En las hondas grietas de mi alma triste.
La soledad llega con puñal en mano
A tender su manto que lo cubre todo
El viento no quiere mirarme a la cara
Se mantiene oculto en alguna esquina
Como quien espía desde la penumbra
Como un asesino para dar el golpe.
Me paro asustado sobre las cornisas
Que sudan vacío y mueren de miedo
Me siento en el filo a balancear mi suerte
El suelo me abre sus brazos que anhelan
Que un cuerpo se estrelle y le cure los días
De esperar la muerte caída del cielo.
Como son las cosas…
…cuando son del alma
Cómo van llegando sin fin los recuerdos
Cargados de sueños que traen tu aliento
No sé si mis penas vuelvan de la luna
Trayendo tus risas o más desencantos
Salgo cada noche a pasear mis cuitas
Como a una mascota que apenas camina
Le daré mil vueltas al parque que llora
La alegría inmensa de volver a vernos
Al fin salió el sol que entibia los huesos
Que alegra los días de los que deambulan
Ni cuenta me he dado que las aves cantan
Su trino de amor que ahuyenta el espanto
Como son las cosas, cuando son del alma
No se sabe cuándo ni cuánto nos cueste
Mirarnos la cara en un cruel espejo
Contando los surcos que dejan los años
Son como las flores que huelen a muerto
Las cadenas rotas de mis pesadillas
Que traen volando tus lirios azules
Y mis mariposas del verano ardiente.
Emprender el vuelo
Oigo por las calles desgranar sonrisas
Como campanitas de alegre cristal
Mientras en mi rostro la tristeza cuelga
Sus viejos harapos a secar al sol.
Acelero el paso y de un salto huyo
Como un cobarde hacia la oscuridad
Un biombo de acero me cierra el camino
Parado en el medio de la soledad.
Trato de esquivarlo, pero es inútil
Él abre sus brazos más anchos que el mar
No hay otro camino que emprender el vuelo
Y dejar que el viento me haga inmortal.
Miro desde arriba todo el sufrimiento
Que arrastran los hombres a la eternidad
Batiré las alas con mi amigo el viento
Volando más alto hacia la libertad.
Las Noches del delirio
Los recuerdos de esta nave del olvido
Atracando en cada puerto sin retorno
Son las alas de un ave ensangrentada
Que en su huida nos tiñó de rojo el cielo.
Y las cuencas de mis ojos que se llenan
Del ocaso de las tardes que se mueren
Convencidos que la vida es solo un soplo
Se han cerrado para irse con el viento.
Somos locos que le cantan a la luna
En las noches solitarias del delirio
Esas noches que se nutren del silencio
Solo dicen que la muerte es el destino